La seguridad y eficiencia energética en garajes (privados) y estacionamientos (uso público) son requisitos que conviven en el acondicionamiento y desclasificación al riesgo contra incendios.
Conozca en este artículo cómo desclasificar estos espacios mediante un sistema de ventilación y extracción de humos eficaz y a la vez energéticamente eficiente.
Índice de contenidos
Los garajes disponen de equipos y sistemas de seguridad cuyo suministro es no interrumpible y, por tanto, sujetos a una normativa que garantiza su operatividad en caso de accidentes.
Estos suministros no interrumpibles son principalmente:
Por tanto, estos espacios, destinados principalmente al aparcamiento de vehículos (y otros servicios auxiliares como taller, limpieza de coches, etc), están sometidos a una rigurosa y restrictiva normativa que se aplica en su registro, inspección y legalización:
Por tanto, estos espacios destinados al aparcamiento quedan clasificados en función de su uso según el siguiente diagrama:
Existen dos formas de garantizar una adecuada ventilación dependiendo del tipo de garaje, la ventilación natural y la mecánica o forzada. La ventilación forzada es potestativa en la mayoría de los garajes cerrados o bajo rasante.
El objetivo fundamental del sistema de ventilación es garantizar que no se acumule monóxido de carbono en concentraciones peligrosas en ningún punto del aparcamiento. En segundo lugar, el sistema deberá garantizar la evacuación de humos que puedan generarse en caso de incendio.
En la mayoría de los estacionamientos cerrados y bajo rasante, se debe eliminar el riesgo inherente por acumulación de gases o vapores resultantes de la combustión.
Esto se consigue mediante una memoria que recoja el diseño del plan de medidas (y sus cálculos justificativos) que consiste, principalmente, en un sistema de extracción de humos integrado con unos equipos protección contra incendios.
Para conseguir desclasificar el garaje como un emplazamiento y, por tanto, no considerar el recinto como local de riesgo de incendio o explosión a efectos de la instrucción ITC-BT-29, es necesario verificar que el caudal de ventilación es suficiente para eliminar o reducir la concentración de gases o vapores que provocan el riesgo de incendio o explosión. Para ello, se comprobará que el sistema de ventilación, diseñado de acuerdo al caudal necesario para el control del humo de incendio, cumple dicho requerimiento.
Los cálculos se harán en base a la dilución del monóxido de carbono (CO), tal como indica la norma UNE 100166:2004. Si se realiza dicha dilución del CO a niveles aceptables para la salud de las personas, se asume que la concentración de otras sustancias contaminantes (que provocan la clasificación del garaje como local de riesgo de incendio o explosión) se mantiene por debajo de los valores máximos admisibles.
Asimismo, puesto que los vehículos, por sí mismos, poseen fuentes de ignición no controladas, la presencia de la gasolina, como tipo de combustible, con un punto de inflamación inferior a 20 °C, provoca que en condiciones normales se supere dicho punto de inflamación y por tanto en el entorno próximo a la fuente de emisión se forme una atmósfera explosiva o inflamable.
Si el garaje cuenta con medios de ventilación mecánica y tiene más de cinco plazas o más de 100 m² útiles, debe disponerse un sistema de detección de monóxido de carbono en cada planta que active automáticamente el o los aspiradores mecánicos cuando se alcance una concentración de 50 p.p.m. en aparcamientos donde se prevea que existan empleados. En caso contrario, se exigirá una concentración de 100 p.p.m., según se indica en el epígrafe 3.1.4.2, CTE DB HS3 Calidad del aire interior.
Este sistema de detección de CO deberá contar con un sensor por cada 200 m² de superficie equivalente del aparcamiento.
En el apartado 8 de la Exigencia básica CTE DB SI3, referente a evacuación de los ocupantes, se acepta que el control de humos se realice conforme a lo establecido en la Exigencia básica CTE DB HS3. Cuando el sistema de ventilación sea mecánico, debe ser capaz de extraer un caudal de aire de 150 litros/plaza·seg y debe activarse automáticamente en caso de incendio mediante una instalación de detección.
El rendimiento de un ventilador / extractor depende del caudal que está moviendo. El punto ideal de funcionamiento del ventilador es el correspondiente al máximo rendimiento nominal. Por tanto, cuanto más cerca de este punto trabaje el ventilador, más económico será su funcionamiento.
Se acompaña la curva característica de trabajo (Pe) y rendimiento de un ventilador helicoidal tubular de alta seguridad (inmerso en la zona de riesgo):
Las prestaciones recomendadas para estos equipos es que operen a caudal variable y con motores eléctricos de alta eficiencia.
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